Hace relativamente poco tiempo, el profesor de mi ruta
me castigó a sentarme delante en el autobús y escuché a unos niños de 6 o 7
años hablando de que ya querían ser mayores. Se quejaban de su vida de niños y
decían que ser mayores era lo mejor, ya que podrían hacer lo que quisieran.
Estos chavales me recordaron a mí cuando tenía su
misma edad, ya que tenía esos mismos pensamientos. Me acuerdo que pensaba que
ser mayor era lo más guay, que te dejaban acostarte tarde entre semana, que
podías pasarte el día jugando con amigos, que podías ver "pelis" de
mayores y jugar a juegos a los que no me dejaban jugar mis padres. También
podría montarme en esa atracción a la que no podía pasar porque era muy
pequeño. Pensaba que cuando fuera mayor, todo sería más fácil y sencillo. Pero
ahora, que he crecido, me he dado cuenta de que no es así.
Ahora, me he dado cuenta de
que crecer no es tan bueno como un día imaginé. Si me acuesto más tarde entre
semana, no es porque esté divirtiéndome, sino porque estoy estudiando. Me he dado
cuenta de que esas "pelis" que antes no me dejaban ver, tampoco son
tan buenas como me pensaba que serían.
Es más, he llegado a la conclusión de que probablemente las mejores
películas que existen y las que más he disfrutado son las películas que veía
cuando era un niño. Me he dado cuenta que hacerse mayor no significa divertirse
todo el rato, si no actuar con responsabilidad, y eso requiere muchas horas de
estudio que no son tan divertidas ¿verdad?
Incluso pequeños detalles, como el hecho de que mi
madre me despierte cariñosamente todos los días, saber que apenas tengo
deberes, poder dormir cuando quiera y que cualquier juego me parezca
entretenido, me parece un lujo. La lástima es que como bien dice el dicho, uno
no es consciente de lo que tiene hasta que lo pierde, por lo que voy a valorar
ahora, todas las cosas que tiene esta etapa de mi vida, porque seguro que
después las echaré en falta.
Javier S.
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